EL ABUELO JOSÉ

 EL ABUELO SE CUENTA 

¿Qué vamos a descubrir? ¿Por qué el comisario está tan interesado en la vida del abuelo?

¿Descubrirá nuevas pistas?



Ayer el comisario intentó hablar con la señora Ana, se dirigió a la casa de Alberto pero encontró al abuelo José en el jardín, que le dijo que su mujer Ana acababa de salir para ir a la ciudad a comprar el nuevo periódico. Pero, después de haber dicho esto, los dos empezaron a hablar y José invitó al comisario a sentarse, empezando a hablar de sí.




Me llamo José y tengo 83 años, soy un abuelo diferente respecto a los demás y por esto algunas veces mis nietos y nietas me dicen que insensible e indiferente.

En realidad soy una persona muy reservada que no deja entreverde ninguna manera sus sentimientos. Sé que es un comportamiento incorrecto pero, todas las experiencias dramáticas que viví a lo largo de mi vida como la dictadura me han llevado a tener esta forma de hacer.

Nací en Tierra Escondida y no pude frecuentar la escuela como mis amigos dado que, mi familia no tenía mucho dinero y por consiguiente tuve que ir a trabajar con mi padre en los campos mientras mi madre se encargaba de las tareas domésticas.

Soy un hombre bajo y también un poco regordete, siempre llevo gafas negras y redondas, pero nunca las utilizo para leer, siempre las llevo en la punta de la nariz para no llamar la atención cuando miro algo o a alguien. Me puedo definir como una persona perspicaz,  siempre atento en los detalles y a todo lo que pasa a mi alrededor, sobre todo  si implica a mis nietos.

Cuando era muy joven, me enamoré de mi mujer Ana. Juntos hemos vivido momentos felices y momentos tristes que  nos han alejado cada vez más; ahora no se puede ni siquiera definirse amor porque somos como dos personas que no tienen nada más que compartir que la misma cama.

Al principio, éramos una de las parejas más envidiadas de la ciudad porque teníamos muchas pasiones en común como la de la lectura que transmitimos a nuestros nietos también.


Entre todos, lo que presentaba la misma curiosidad que tenía yo a su edad por la lectura era Alberto, un niño muy curioso e inteligente, que siempre me preguntaba contarle las leyendas del pozo y luego, quería que le dijera mi pensamiento.


En cuanto al pozo no conozco a nadie que sepa realmente algunas informaciones como:  su origen, cuando fue construido y también su función; además para mí es esta la razón por la que está siempre en la boca de todos. 


En el curso del tiempo se desarrollaron muchas leyendas sobre este lugar y en combinación,  hoy en día muchas familias prefieren no comunicar la existencia de este pozo.


Todas las personas tienen un pensamiento diferente y a mi juicio el pozo puede representar un lugar mágico que esconde algo por ejemplo, puede ser un lugar en el que se reúnen las almas perdidas.  


Cuando lo conté a Alberto, él enseguida me preguntó un montón de cosas y por eso seguí contando la historia. 


Empecé haciéndole una pregunta: “¿Alberto, tienes miedo de la muerte?”, él respondió: “claro que si abuelo todas las personas tienen miedo de la muerte” y, desde aquella respuesta le dije: “y es aquí que te equivocas porque la muerte no es algo malo, simplemente es una etapa de la vida a través de la que empieza otra vida con otros lugares. Porque querido nieto, diferentemente al pensamiento común, el cuerpo no define una persona pero, por otro lado,  lo que lo representa y distingue realmente una persona es su alma. No tienes que tener miedo, de hecho, tienes que ser feliz porque así te reunirás con toda la gente que extrañas.” 


Luego él preguntó : “pero abuelo ¿Qué tiene que ver el pozo con la muerte?” y yo le revelé la realidad o sea: “el pozo, es el lugar donde después de la muerte vivirás.” 


Desde ese momento, Alberto vio la muerte diferentemente y siguió siempre preguntándome otras cosas sobre el pozo. 


Inmediatamente después de decir esto, se abrió la puerta, era la segñora Ana regresada de la ciudad con el periódico en la mano. Sorprendida en ver el comisario sentado en el salón con José, le invita a quedarse a cenar para averiguar de qué hablaron los dos toda la tarde.


Pero, el comisario no aceptó la invitación y se dirigió a casa con un montón de pensamientos en la cabeza que, en los días siguientes se convirtieron en nuevas pistas a seguir.


¿Y tú qué piensas de la leyenda del pozo?


AT IIIBL











 


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