EL ORIGEN DEL POZO

EL COMISARIO DESCUBRE LA VERDAD



Sentado a su escritorio el comisario vuelve a leer el informe redactado por el comisario jefe que había llevado a cabo la investigación. Recorre cada momento, cada línea, cada palabra en busca de algo. Nada, nada nuevo, o casi. Se da cuenta que hay algo raro en la enumeración de las páginas, una corrección como si alguien hubiera manipulado los informes. ¿Cómo es posible? 

 Busca un número de teléfono, el de su jefe retirado, Carlos. Es cierto que las respuestas que él busca las encontrá hablando con él. Después de un “Hola ,¿qué tal?, y los cuentos de un hombre aburrido del ritmo lento de su vida, el Comisario empieza a confersarle lo que acababa de descubrir.

“No te metas Ángel, olvídate del caso, de la desaparicion del chaval, y empieza a disfrutar más de la vida que eres joven y los años no vuelven”

“ Carlos, ¿tú qué harías? ¿Dejarías de investigar, en serio?

Las palabras del comisario dan en el clavo.

“Vale, te espero en mi casa”

Carlos es como un padre, fue el primero que acogió al comisario cuando llegó a Tierra Escondida, le enseñó el trabajo en una realidad bien diferente a la de Madrid. Vive con su mujer Maricarmen en una casa muy mona cerca de la comisaría, en un barrio muy tranquilo. Lo ve sentado bajo el porche fumando un puro. Un abrazo, un café y la charla empieza.

“Esperaba que no te dieras cuenta, pero lo sabía que, antes o después, me habrías buscado. Fueron los servicios secretos a llevarse el informe original. Llegaron una mañana y me obligaron a entregarles la carpeta. El día después me la devolvieron, sin decir ni pío. En seguida me percaté que habían eliminado testigos, confesiones, hallazgos. Creo que deberías saber algo que nunca te he contado.”

“Carlos, no entiendo.”

“Mira, a finales de los 40, llegó un grupo de ingenieros militares. Establecieron la base en el bosque de los Pinares. A la población le dijeron que el ejército había llegado para mejorar el abastecimiento de recursos hídricos. A cargo de todo pusieron un ingeniero italiano que quería construir una copia exacta del pozo de Orvieto con dos escaleras de caracol, 248 escalones y unos ventanales para dejar entrar la luz. En 1953 llegaron unos científicos estadounidenses y empezaron a hacer experimentos. Acordonaron el lugar para evitar el acceso. Las obras duraron hasta 1965 cuando de repente no se supo más nada del ingeniero. Corrían voces muy raras, que muchos militares habían enloquecido, que se encontraban en un estado catatónico. Así que el ejército, antes de marcharse, llenó el pozo de agua para que nadie más pudiera entrar. En realidad, los científicos no tomaron en cuenta los cambios climáticos, y los meses sin lluvia y de sequía, meses en los que el nivel del agua disminuye y los escalones escondidos vuelven a aparecer de la profunda oscuridad. La curiosidad es algo que caracteriza al ser humano, alimenta su inteligencia y lo empuja a descubrir lo desconocido superando los límites del conocimiento, y otras personas desaparecieron.”

El relato de Carlos se interrumpe al oír la voz de su mujer.

“Escucha, ten cuidado, ¿vale? Ah, y antes de que te vayas, cuando llegamos al pozo para buscar al chaval, encontramos la mochila pero se llevaron también estas pruebas.

¿Qué había dentro?”

“Puf, solamente dos libros: el Infierno de Dante y la Celestina




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